Un coche puede estar compuesto por unos 200 kilos de plástico, de entre esas piezas algunos pueden reutilizarse como piezas de recambio mientras que otros elementos se pueden reciclar, fundiéndose y convirtiéndose en piezas nuevas.
De hecho los fabricantes cuidan cada vez más el material con el que se elaboran dichas piezas de plástico de nuestros vehículos. De forma que uno de sus objetivos es el de reducir el uso de petroquímicos, sustituyéndolos por compuestos ecológicos.
Desde el Área de Medioambiente de la ONU alertan de que cada año se desperdician 5.000 millones de toneladas de biomasa agrícola. Por eso estos compuestos ecológicos que generan bioplásticos son una vía de investigación dentro del sector de la automoción.
Fuentes vegetales contra derivados del petróleo
Son materiales creados a partir de fuentes vegetales, lo cual hace que se degraden mucho más rápido que los plásticos procedentes del petróleo.
De manera que los fabricantes buscan elementos más ecológicos que mantengan las características necesarias para que la calidad sea la idónea manteniendo tanto la durabilidad y la resistencia a las temperaturas extremas y que por el contrario sean más respetuosos con el medio ambiente.
De ahí que últimamente hayan surgido colaboraciones entre empresas alimentarias y del motor y que estén utilizando los restos de la elaboración de la cerveza, el tequila, la fibra de coco o las cáscaras de arroz.
Esta fórmula además amplifica la cadena de producción de empresas que una vez obtenían los restos de su proceso de elaboración, los sobrantes ya no se utilizaban para nada y se tiraban. De esta forma económicamente también supone otro aliciente.