El pasado lunes 16 de noviembre, la Dirección General de Tráfico aprobó el marco normativo por el que se establecen los requisitos necesarios para solicitar la autorización para realizar pruebas con vehículos autónomos en carreteras españolas. Sólo ha pasado una semana y el primer ensayo ya ha tenido lugar.
Citroën C4 Grand Picasso, ese es el primer coche autónomo que circula en España. Ayer, 23 de noviembre, este vehículo recorrió, sin la conducción de un piloto, los 599 kilómetros que separan las factorías de producción del grupo PSA de Vigo y Madrid.
El Grupo PSA (Peugeot , Citroën) pretende introducir un primer nivel de automatización en sus vehículos en 2018, a través del que el coche tomará el mando en situaciones monótonas (atascos, vías rápidas, estacionamientos). Así, para 2020 comenzarán a comercializar coches completamente autónomos, donde el conductor pasará a ser, cada vez más, un pasajero.
¿Cómo fue la experiencia de conducción autónoma entre Vigo y Madrid? El acto contó con la participación de multitud de periodistas, que han grabado este momento histórico para la posteridad.
«La tecnología desarrollada por PSA permite circular por autovías, autopistas y vías rápidas en modo autónomo, gestionando la velocidad, el cambio de carril y los adelantamiento con la supervisión de un conductor pero sin su intervención directa. (…) El conductor ya no actúa ni sobre los pedales ni el volante. Pero, en cualquier caso, puede desactivar la función y retomar, en todo momento, el control del vehículo». Xavier Pérez, El Periódico
«Los radares y escáneres permiten recrear el entorno en 360º. Los datos que recogen estos sensores permiten identificar todos los elementos que rodean el vehículo, tanto estáticos (guardarraíles, paneles de señalización, líneas en el suelo) como dinámicos (vehículos u otros objetos en movimiento). Esta información se fusiona, se analiza y se gestiona en la centralita de guiado electrónica, para tomar decisiones como acelerar, frenar o adelantar». Josep Camós, Motorpasión
«Un pequeño tironcito que, seguramente, hay que achacar más a la transmisión que a otra cosa, avisa de que el coche asume la conducción autónoma. (…) Cuando cambian los límites de velocidad, reacciona más lento que lo haría un conductor que quisiera ser escrupulosamente cumplidor. Pero, en cambio, hay que decir que funcionan bien los controles longitudinal y lateral, manteniendo el coche en curva incluso durante una deceleración. (…) Sensación de seguridad total». Sergio Piccione, El Mundo