Tipos de coches eléctricos y cómo funcionan
Conoce en este post todo sobre los tipos de coches eléctricos, sus características y qué podemos esperar de ellos en un futuro cercano.
Quizás todavía no hayamos conseguido fabricar coches voladores, pero lo que sí que está claro es que nos vamos acercando cada vez más a ese futuro donde nos imaginamos un aire limpio y sin contaminación en nuestras ciudades.
Obviamente, uno de los grandes denominadores comunes que provocan esta polución son las emisiones de los vehículos a motor, cuestión que ya se está paliando con la llegada y el auge de los coches eléctricos.
En su momento ya te avanzamos que los coches eléctricos tienen tanto detractores y defensores, todos con argumentos válidos, es innegable que el mercado tiende a invertir cada vez más en este tipo de vehículos con la finalidad de alcanzar los máximos estándares ecológicos posibles.
Si nos vamos ya a la parte que concierne al usuario, lo cierto es que se trata de algo "desconocido". Se sabe que los coches eléctricos son ecológicos, más baratos de mantener, pero no terminan de alcanzar buena fama. Esto se debe, entre otras cosas, al precio, al desconocimiento de su funcionamiento y a la falta de recursos de cara al repostaje.
De momento, son los coches híbridos los que van ganándose el afecto del público, pero es inevitable la transición hacia los coches puramente eléctricos en un futuro no muy lejano.
Si quieres adelantarte o simplemente te interesa saber un poco más sobre los coches eléctricos, te contamos a continuación qué tipos de coches eléctricos puedes encontrarte y cómo funciona cada uno de ellos.
¿Qué tipos de coches eléctricos existen?
En este listado podrás encontrar hasta tres tipos de coches puramente eléctricos, donde no hemos incluido la tipología de híbrido porque disponen de un motor de combustión, hecho que en los eléctricos no ocurre lo mismo (salvo en el caso de los EREV, que lo veremos a continuación).
¿Qué se considera como vehículo eléctrico?
Un coche eléctrico es aquel vehículo que se impulsa a través de uno o varios motores que funcionan gracias a la energía eléctrica. Esta energía se transforma después en energía cinética y permite, en definitiva, que el vehículo se mueva y funcione.
Estrictamente hablando, un vehículo híbrido podría también considerarse eléctrico por poseer a su vez motores eléctricos, pero la peculiaridad de estos últimos reside en que utilizan la electricidad de forma exclusiva para impulsarse. Los vehículos híbridos, en cambio, utilizan también la combustión.
Así, tenemos tres tipos de coches eléctricos puros:
Coche eléctrico de batería (BEV)
Esta es la versión de coche eléctrico más pura: toda la energía que dedica al movimiento procede únicamente de la electricidad que está almacenada en sus baterías.
Lo llamativo de estos vehículos es que cuentan con un sistema de recarga cinética, de tal manera que es posible recuperar parte de la energía almacenada a base de desaceleraciones y frenadas. Sin embargo, es imposible recargarlo de forma completa con este sistema, lo que hace obligatorio enchufarse a un punto de recarga.
Cuenta con la etiqueta ambiental CERO, por lo que con este tipo de vehículos te aseguras 100% el acceso a los centros de las grandes ciudades.
Coche eléctrico de batería extendida (EREV)
Este tipo de coche sí que cuenta con un motor de combustión, además de otro eléctrico. Lo curioso es que aquí se utiliza la combustión como forma de generar electricidad, de tal manera que recarga la batería que alimenta al motor eléctrico. Así, este después es el que mueve las ruedes.
Se puede además conectar a la red para recargar energía. Cuando carece de ella, es el motor de combustión el que se pone en marcha para que el motor eléctrico funcione, de tal manera que entre ambos generan una retroalimentación.
Son coches bastante complejos a nivel técnico, por lo que no hay muchos actualmente en el mercado.
Coche eléctrico de pila de hidrógeno (FCEV)
Terminamos esta lista con los coches de hidrógeno. Entre sus grandes ventajas se encuentra su gran autonomía y su menor tiempo de recarga.
Sin embargo, su gran desventaja reside en su precio y los escasos puntos de recarga que existen actualmente. Actualmente su coste ronda los 60.000 euros.
Funcionan gracias a que en su interior se produce una reacción química conocida como electrolisis, que provoca que el hidrógeno vaya oxidándose y los electrones que va perdiendo queden encapsulados para generar la electricidad que impulsa el vehículo.
Pese a que cada vez se van incorporando más, aún es una tecnología cara de producir, por lo que actualmente el coche puro eléctrico BEV es el más típico de ver entre los usuarios.
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